Así fue la consagración de Nacional, campeón con fiesta completa en el Gran Parque Central: en su casa, con su gente y en una definición agónica ante Peñarol con el trofeo Juan Izquierdo en juego


Los hinchas de Nacional empujaron al equipo en la finalísima ante Peñarol en un Gran Parque Central que fue una fiesta en las tribunas y que explotó con el campeonato que llevaba el nombre de Juan Izquierdo

Nacional es el campeón de la Liga AUF Uruguaya 2025 que fue denominado Juan Izquierdo tras coronarse este domingo al ganarle a Peñarol 1-0 en su casa, el Gran Parque Central, y ante sus hinchas, que agotaron las entradas con mucha antelación para estar junto a su equipo sin importar lo que ocurriera en la primera final en el Campeón del Siglo, donde el equipo de Jadson Viera les devolvió la confianza con un empate 2-2 que dejó abierta la definición.

Y de locales, los bolsos se hicieron sentir, siempre de forma positiva, desde el primer momento y con paciencia a lo largo de un partido disputado como toda final, que se definió en el alargue con gol del nigeriano Christian Ebere, figura de la noche.

El cásico tuvo un comienzo espectacular para los hinchas tricolores, cantando desde que salieron los equipos y agitando en las tribunas con colores azul, blanco y rojo, como estaba previsto y se cumplió a rajatabla.

La bengala, lo único negativo

Pero antes de comenzar, se dio la primera incidencia prohibida en el protocolos de seguridad, cuando una bengala salió desde la popular tricolor y cayó a un costado de la cancha, frente al banco de suplentes de Nacional, la que no primero fue retirada hacia afuera y luego se intentó apagar hasta que un bombero lo logró con un extintor.

Además de eso, desde afuera del Parque, en la esquina de la histórica caseta, se lanzaron cientos de fuegos artificiales, hasta unos 10 minutos de iniciado el partido.

Los hinchas se hicieron sentir con el primer “¡uhhh!” cuando Luciano Boggio falló una buena ocasión frente al arco.

Luego, pasaron nervios con la jugada en la que Leo Fernández cayó en el área tras un contacto de Diego Romero y Peñarol pidió penal. Se cortó la respiración a la espera de la decisión del VAR, que no vio la infracción que Peñarol reclamaba, y después hubo insultos para el 10 carbonero cuando tuvo que salir de la cancha para volver a ingresar.

Sin grandes ocasiones de peligro en los arcos, los bolsos alentaron en los primeros minutos, celebraron las barridas de Sebastián Coates y abuchearon las malas salidas del fondo carbonero.

La lluvia se hizo sentir

Puntualmente, como se anunciaba, sobre las 17:00 comenzó a llover y los hinchas reaccionaron cantando más fuerte y contagiando a todo el estadio.

El partido entró en un momento flojo, sin jugadas en los arcos, solo un tiro de Matías Arezo, ni incidencias que sacudieran a los espectadores.

Jadson Viera, de remera y con los brazos en jarra, y Diego Aguirre, de campera y encapuchado, dieron indicaciones desde sus respectivos sectores, con el DT tricolor todo el tiempo parado y con el carbonero volviendo de a ratos al banco de suplentes.

Lucas Hernández, quien terminó lesionado en la primera final y estuvo en el banco de suplentes aurinegro, entró en acción para reclamar una tarjeta a Emiliano Ancheta por una falta a Eric Remedi. Discutió con el cuarto árbitro, pero el asunto quedó en nada.

Y así se fue el primer tiempo, con pocas emociones en la cancha y con los hinchas tricolores recordando que “para ser campeón hoy hay que ganar”.

Hubo silbidos para los jugadores aurinegros cuando dejaron el campo de juego, con Remedi reclamándole algo solo al juez Gustavo Tejera, en el momento que ingresaron a calentar los suplentes de Aguirre.

El segundo tiempo comenzó con más lluvia, y sin ningún paraguas por motivos de seguridad, y con un frío que se hizo sentir.

El trámite se reavivó con intento de llegadas de ambos equipos, aunque sin pisar el área ni inquietar a los arqueros. También hubo un cruce entre Carneiro y Remedi que calentó los ánimos en medio del aguacero.

A los 67’, Luis Mejía se ganó los aplausos al sacar una pelota difícil yendo abajo contra un palo, en la que hasta ese momento fue la situación de mayor peligro en los arcos.

La tensión y el alivio se sintieron luego, cuando Leo Fernández tuvo un peligroso tiro libre que remató afuera, lo que fue seguido por silbidos que bajaron desde las tribunas.

La escena volvió a repetirse apenas unos minutos, con un nuevo tiro libre del 10 carbonero, está vez unos metros más atrás, que volvió a irse lejos del arco.

También hubo preocupación a los 79’, cuando Mejía quedó sentido en el pasto, tras dar un pase y sentir un tirón, por lo que tuvo que ser atendido y pudo seguir en cancha.

Los minutos se iban y los hinchas entonaron las canciones para pedirles a sus jugadores que hagan el último esfuerzo, con el “hoy hay que ganar”, “huevo que ganamos”, y “hoy no podemos perder”.

Al alargue

En los 90 minutos no hubo campeón y la historia tuvo que irse al alargue, como estaba estipulado en caso de igualdad, con ambos equipos con sus once jugadores y con varios con amarilla.

Los jugadores se agruparon y tuvieron nuevas indicaciones de sus entrenadores para encarar la prórroga, mientras los hinchas siguieron de pie en las tribunas aguantando la lluvia.

Y tanto cantaron el “hoy hay que ganar”, que a los 2 minutos del alargue llegó el ansiado gol con un cabezazo de Coates tras un gran centro del “Ojito” Rodríguez. El Parque explotó, los jugadores festejaron hasta con los suplentes, pero el VAR tenía la última palabra por un posible fuera de juego. Y, tras el chequeo, Tejera anunció que justamente estaba adelantado el capitán tricolor, lo que fue silbado por los hinchas, si bien las líneas demostraron un leve adelantamiento.

El partido se reavivó y Peñarol lo tuvo con un gran remate de Leandro Umpiérrez que reventó el palo y que paralizó los corazones tricolores, con un jugada que tuvo la fortuna de que no rebotó en la espalda de Mejía ni pudo llegar al rebote Silvera.

En el segundo tiempo del alargue, el Parque volvió a estallar con el gol de Christian Ebere, quien desde su ingreso había sido un dolor de cabeza para la zaga aurinegra y que logró escaparse de Gularte para poner el 1-0 con un remate al primer palo.

Y esta vez no hubo VAR, porque la jugada fue clarísima. En los festejos, jugadores quedaron tendidos en el campo de juego, entre ellos Millán, que tuvo que salir para ser atenido.

Luego, fue sustituido y desde la tribuna bajo un “Colombia, Colombia”, para reconocer a una de las figuras tricolores de la temporada que dejó todo en la final.

Peñarol tuvo un tiro de esquina, Braian Cortés fue a cabecear pero Nacional aguantó bien, con Coates y sus compañeros sacando las últimas pelotas, para que el partido llegara a su final.

Fiesta completa con el recuerdo a Juan Izquierdo

De esa forma comenzó la fiesta del festejo, con los jugadores tricolores tirados en el piso, los suplentes ingresando a celebrar y con los futbolistas aurinegros dejando rápidamente el campo de juego, con algunos silbidos, si bien los hinchas bolsos ya estaban en medio de la algarabía.

Jeremía Recoba, que viajó especialmente de España, entró a la cancha para festejar el título del que él también formó parte, con su amigo Ebere como figura de las finales.

También hubo un momento de emoción con el ingreso de una bandera con la imagen de Juan Izquierdo, con la que los jugadores se sacaron una foto en medio de los festejos y de los aplausos de los hinchas para homenajear al ex zaguero albo, cuyo nombre estaba inscripto en el trofeo de la temporada, lo que sin dudas motivó a sus compañeros para conquistarlo.

La familia del defensa fallecido en 2023 estuvo en el Parque y entró a la cancha para celebrar y tener el saludo de los jugadores, entre ellos Coates.

Y siguieron los festejos. Nadie se movía de las tribunas mientras armaban el estrado para la premiación. Los futbolistas fueron a todas las tribunas a celebrar con los hinchas.

“Seba, Seba” y Polenta

También hubo momentos de emociones familiares con los ingresos de hijos y parejas de los campeones, entre los que se pudo ver a Mejía con su hijo que viajó desde Panamá y a Lodeiro con sus pequeños bolsulludos.

El vicepresidente Flavio Perchman también entró a la cancha y estuvo subido al escenario antes de la premiación, mientras el presidente Ricardo Vairo también estuvo en el césped y compartió un momento con la familia de Izquierdo.

La hinchada también tuvo un momento de reconocimiento para el capitán, Sebastián Coates, a quien le cantaron el “olé, olé, olé, Seba, Seba”, para reconocer su entrega y también ante la posibilidad de que con el título pueda haber sido su último partido en el club.

Diego Polenta también estuvo en el campo de juego acompañando a los jugadores, de los que estuvo muy cerca a lo largo del año, con visitas a Los Céspedes, pese a haber dejado el fútbol en el mes de marzo.

Por los altoparlantes es escuchó el himno tricolor del Canario Luna, lo que fue cantado a viva voz por los hinchas, con el juego de bajarle el volumen para que siguieran en las tribunas. La playlist siguió con otras marchas históricas de los bolsos.

La copa es tricolor

La premiación, sin Peñarol, como estaba preestablecido, tuvo insultos para los árbitros, quienes recibieron sus medallas.

Luego, llegó el turno de los jugadores, con Ebere primero recibiendo el premio MVP de las finales, levantándolo al cielo y con una niña en brazos.

Siguió con los jugadores entandas recibiendo sus medallas, con los colombianos Patiño y Millán con sus banderas, con Bruno Arady en muletas, con Vairo y Perchman, con un gran abrazo a Jadson Viera, entregando las preseas junto a las autoridades de la AUF, y con los jugadores saltando en el estrado a medida que se iba llenando.

“El bolso ya salió campeón”, cantaron en las tribunas, mientras seguía el agite en el estrado a la espera del gran momento: la entrega de la copa. Con Coates, último en recibir la medalla también con un gran abrazo de Perchman, se completó el podio y el capitán levantó el trofeo, con la lluvia se papelitos y los hinchas entonando el “todos unidos triunfaremos”, con el “dale campeón” que cerró el festejo formal, si bien luego los futbolistas se quedaron un largo rato junto a sus seres queridos, entre fotos y abrazos, mientras las tribunas comenzaban a vaciarse.

El Gran Parque Central que fue testigo y parte de título 50 de Nacional, volviendo a celebrar luego de tres años, y teniendo un fin de año dulce luego de un par de temporadas complicadas en lo deportivo y anímico, que, con este nuevo campeonato, quedaron en el pasado.

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Alejandro Balbi: Nacho (Ruglio) tiene sus grandes virtudes, yo después tengo mis opiniones, a veces dirige para la tribuna y ojalá siga así. No me sorprenden sus estados
Lucía Areco: “El tema se trató con liviandad en la tribuna, en la prensa, en el vestuario y en las redes. Nosotros pusimos arriba de la mesa un tema que padecemos las mujeres, es un tema importante”
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Víctor Bedrossian: El penal de Coates, el fallo de García y la caja externa del Campeón del Siglo
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