La increíble confesión de Rodrigo Pérez, volante de Peñarol, tras su mano en el clásico con Nacional que Esteban Ostojich no dio como penal


Mirá lo que dijo el volante de Peñarol Rodrigo Pérez sobre las dos manos que protagonizó en su área en los dos últimos clásicos con Nacional

El volante de Peñarol Rodrigo Pérez habló este martes dos días después del clásico contra Nacional en el que volvió a ser protagonista por cometer una mano en el área. La misma fue desestimada por el juez Esteban Ostojich cuya apreciación de la acción fue validada por el VAR.

Peñarol empató 1-1 el domingo con Nacional en su visita al Gran Parque Central en un clásico correspondiente a la segunda fecha del Torneo Apertura.

El partido estaba 1-1 cuando Nacional protestó un penal en una jugada surgida a partir de una pelota quieta.

Léo Coelho restó hacia atrás y a corta distancia, la pelota fue en dirección de Rodrigo Pérez. El balón dio en el pecho y luego le impactó en uno de los brazos antes de que pudiera despejar.

Ostojich la vio claramente y al amparo de las instrucciones de aplicación de la regla 12 desestimó penal por el toque previo en el cuerpo, por la naturalidad del movimiento del brazo y porque el impacto en esa zona fue fruto de un toque previo en el cuerpo, más aún cuando el balón procedía de un compañero a corta distancia y si bien iba en dirección al arco, a escasa velocidad, el jugador ni siquiera interrumpió un remate rival.

Rodrigo Pérez venía de ser castigado en el clásico anterior, jugado el domingo 26 de enero en el Estadio Centenario, por la final de la Supercopa Uruguaya, con un penal cobrado por Javier Burgos a instancias del VAR, donde se desempeñó Diego Dunajec, quien insistió en la revisión hasta que Burgos cobró penal.

En realidad, ese penal era menos sancionable aún: Pérez saltó, en el aire la pelota le dio en la mano, levemente extendida y cerca de la línea de los hombros -pero no encima-, no amplió el radio defensivo porque si no le pegaba en el brazo le daba en el cuello o la cara y además, por la mecánica del movimiento corporal no tenía opción de que el brazo estuviera pegado al cuerpo, porque no solo iba saltando sino también girando y cuando la pelota le dio, su cabeza estaba mirando justamente al lado opuesto.

"Me quería morir porque para mí ninguno fue", fue lo primero que dijo Pérez en Convocados, de El Espectador Deportes este martes.

Ahí dejó en claro que para él ningún penal era sancionable.

"Tuve la mala fortuna de que me pegan las dos veces a mí, me quería morir. Aparte me asusté porque si en el primer clásico me cobró penal que para mí no fue, en este yo sentí que me pega y mucho más, aparte, yo de frente, esperé lo peor. Pero sabía que me había pegado antes en el cuerpo", declaró Pérez.

Ahí el volante dio a entender que en el domingo, el contacto de brazo y pelota fue mayor al del penal que le cobraron por la Supercopa Uruguaya.

"Me quería morir, te juro, porque no tengo chance de sacar la mano, de nada, porque es muy cerca. Creo que despeja Léo Coelho, y yo estoy con las manos ahí porque atino a despejarla yo, con el movimiento mío como que levanto el brazo", confesó el ex Cerrito, Atenas y Defensor Sporting.

"Con las dos tengo la mala fortuna. En una estoy de espaldas y acá estoy de frente a Léo. Fue feo esperar eso", expresó sobre la charla que tuvo Ostojich cuando le explicó la acción a Sebastián Coates y Maximiliano Olivera, capitanes de ambos equipos, mientras en el VAR se analizaba la jugada.

"Cada clásico que venga ahora me corto las manos antes de entrar al área. Fue horrible", expresó con una sonrisa.

"Es diferente cuando te jugás un duelo contra un rival que tenés que ir con los brazos atrás que son diferentes a las que me tocaron a mí que son situaciones donde el brazo es parte de la acción, las que me tocaron a mí fueron mala suerte", dijo Pérez dando una buena explicación sobre el análisis que deben hacer los jueces sobre los movimientos naturales o antinaturales de los brazos en el área.

Cuando un jugador intenta bloquear un centro o un pase, si no pone las manos detrás del cuerpo, se arriesga a cometer penal. Pero cuando un jugador salta y disputa una pelota, la separación del brazo del cuerpo es propia y natural del salto y del impulso. Eso sí, si el brazo está por encima de la línea de los hombros y la pelota lo impacta directamente en el brazo y si con eso, además, obstaculiza un pase o un tiro al arco, el penal igualmente será sancionable.

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