
Hay formas y formas de clasificar en la Copa Libertadores, y la que Peñarol eligió este martes de noche en el Campeón del Siglo, es de esas que hinchan el pecho de los fanáticos, genera emoción en el futbolero y despierta admiración en los rivales.
Porque Peñarol logró un triunfo enorme frente a Rosario Central, de esos que necesitaban los aurinegros para terminar de sacudir esa modorra interminable que los veía andar de arrastro desde hace 13 años en el principal torneo de Conmebol y que, con carácter, amor propio y, sobre todo, la calidad de sus figuras y los dos golazos de Leonardo Fernández, le permitió avanzar entre los 16 mejores y que, con el Campeón del Siglo rugiendo como esta noche, se comienza a transformar y a ponerse de pie ese gigante dormido que cuando despierta mete miedo.

Lo de Peñarol fue emocionante desde todo punto de vista, incluso superando la adversidad que le planteó el árbitro chileno (en una inexplicable decisión de Conmebol), porque frente a las mismas situaciones de juego castigó a los jugadores de Peñarol con tarjetas amarillas y le dio vía libre a los argentinos para pegar. Ibarra debió ser expulsado en el primer tiempo y el visitante quedar con 10.
Eso se transforma por estas horas en una anécdota, porque el foco se pone en el triunfo de Peñarol 2-1, pero sin dudas marca un asunto que tendrán que defender los clubes uruguayos en Conmebol, porque no siempre es posible ganar en estas circunstancias.
El toque mágico de Diego Aguirre
Y lo de Peñarol es enorme porque hace siete meses, antes que llegara Diego Aguirre, nadie daba nada por los aurinegros desde el punto de vista futbolístico.
El proyecto de Pablo Bengoechea se había agotado y el plan de Ignacio Ruglio estaba lejos del éxito.
Sin embargo, con la llegada de Aguirre (técnico que no fue prioridad ni elegido por Ruglio, lo propuso Evaristo González), la Fiera, quien asumió la gestión absoluta de Peñarol (aunque el entrenador jamás lo va a reconocer públicamente), ordenó el club de pies a cabeza y en siete meses lo vistió con sus mejores prendas para asistir a la fiesta de Conmebol y para desfilar con autoridad por el torneo local.

En siete meses, Aguirre armó el equipo desde cero. Le dio identidad. Le brindó personalidad. Y, sobre todo, lo robusteció futbolísticamente. Lo puso a jugar con autoridad. Construyó una defensa sólida y un equipo que jugando al fútbol es capaz de todo.
No ganó nada aún Peñarol, será la frase que más resonará en estos días, porque quedan aún siete meses de fútbol este año y un largo recorrido en el Uruguay y en la Libertadores. Sin embargo, dejando cábalas de lado y evitando caer en el conformismo para el resto de la temporada, ya logró lo más importante: volvió a ser Peñarol.
Peñarol: el tercer equipo más goleador de la Copa Libertadores
¿Sabías que Peñarol es el tercer equipo más goleador de la Copa Libertadores 2024? Y luego arrastrarse en 2023 entre el lugar 62, 63 y 64 de los torneos de Conmebol, este martes avanzó entre los 16 mejores de América.
Peñarol fue campeón del Apertura (dio dos partidos de ventaja), está invicto, le sacó siete puntos a Nacional, su escolta y único rival que le puede pelear el título del Campeonato Uruguayo 2024 (si los tricolores cambian el rumbo, sino, no tendrán chances) y en la Libertadores volvió a rugir como hace 13 años.

Este Peñarol es lo más parecido a aquel de 2011.
El tiempo dirá si Aguirre podrá repetir la increíble Copa Libertadores en la que llegó a la final con Santos (habrá que esperar la suerte en los cruces y la jerarquía de este plantel en los momentos más calientes de la Copa), pero de lo que no quedan dudas es que en el CDS este martes volvió el Peñarol copero, ese equipo que representa al hincha, que emociona con sus expresiones y que enciende el espíritu de un fútbol uruguayo que estaba necesitando de esto que está ocurriendo con Aguirre en Peñarol y con la campaña de Nacional, que este jueves podrá dar un paso enorme para clasificar al Mundial de Clubes de 2025.
¡Qué bien le hace al fútbol uruguayo que los grandes vuelvan a ser grandes!
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