La imagen de Bielsa enojado, el gusto amargo del final, la incapacidad de la selección uruguaya para ganarle a Chile y perder la ocasión de ser segundo en Eliminatorias


La foto de la selección uruguaya tras culminar su recorrido en las Eliminatorias para el Mundial 2026 es triste, desalentadora y parece todo mal, pero esta generación ya demostró que sabe hacerlo y que también puede ser capaz de sorprender el año que viene

Hay formas y formas de cerrar etapas, y la manera en la que la selección uruguaya que dirige Marcelo Bielsa se despidió del clasificatorio para el Mundial 2026 fue desalentadora.

Uruguay no generó conformidad, aunque Bielsa en conferencia de prensa tras el partido de este martes en Santiago dijo que el cierre de las Eliminatorias "fue bueno".

El empate sin goles de Uruguay ante Chile definitivamente fue deficitario, en el juego y en el resultado.

Porque en el resultado Uruguay estuvo frente a una enorme oportunidad de ganarle al último y culminar segundo las Eliminatorias, lo que hubiera representado un valor agregado a una mala campaña.

Sin embargo, Uruguay no pudo con el último de la tabla, pasó mal durante gran parte del encuentro, la figura fue el golero Santiago Mele, tuvo serios problemas defensivos, igual que en la generación del juego, apenas sumó un empate y terminó cuarto, con los mismo puntos que el tercero y el sexto.

Si la selección hubiera terminado segunda en la tabla no iba a cambiar conceptualmente lo que dejó como balance su rendimiento, pero al menos habría matizado la foto del final de este Uruguay, con un inicio extraordinario y demoledor (triunfos ante Argentina y Brasil incluidos) y con dos terceras partes de este clasificatorio que quedaron encasilladas en una profunda crisis.

En Chile, el equipo de Bielsa estuvo más cerca de la derrota que del empate o de la victoria. El entrenador lo dejó planteado en su autocrítica luego del partido.

Definitivamente en su último partido de este ciclo de Eliminatorias, la selección jugó mal. Desordenada defensivamente. Con un mediocampo sorprendentemente lento, al que le faltó creatividad. Se notó la ausencia de Giorgian De Arrascaeta, pero sobre todo, sorpresivamente quedaron expuestas las dificultades que tuvieron Rodrigo Bentancur, muy impreciso con la pelota, y Federico Valverde, de limitado despliegue, para poner a Uruguay en el tono que debían.

Entonces, cuando el plan falla, porque el entrenador no cambia (solo realizó dos modificaciones y terminó con la misma propuesta aunque Uruguay no era capaz de asumir el protagonismo en el juego) y los jugadores no responden, el final no podrá dejar conforme a nadie.

Un cierre desalentador y un futuro que puede sorprender

Se terminaron 25 meses de Eliminatorias (setiembre 2023-setiembre 2025), y se acabó un proceso en el que Bielsa estuvo muy lejos de establecer una regularidad y rendimientos que, a nueve meses del Mundial, permitan sostener los sueños en el camino al torneo de FIFA del próximo año.

Parece absurdo atravesar esta inestabilidad cuando Uruguay tiene:

No obstante, lo que está devolviendo la cancha es la imagen de un entrenador que termina enojado las Eliminatorias, gritando y caminando incluso dentro del campo de juego este martes, reclamando a sus jugadores y a los árbitros.

La imagen de Bielsa en Chile fue muy parecida a la del mal recuerdo del preolímpico de enero-febrero 2024. Ese no es buen síntoma.

En este contexto, aunque hoy parezca negro el futuro para Uruguay y el balance de las Eliminatorias y de los rendimientos de las figuras deficitarios, también queda margen para aferrarse a que si en setiembre, octubre y noviembre de hace dos años no solo lo entendieron a Bielsa sino que los futbolistas desarrollaron su plan a la perfección, ¿por qué no puede volver a ocurrir que ingresen en sintonía DT y jugadores para llevar a la selección a realizar un gran Mundial?

Es difícil dar espacio para eso en estos días.

Parece imposible que pueda ocurrir, pero en la esencia de este grupo, que tiene jerarquía y llegarán al Mundial en el pico de producción de la mayoría de ellos (entre los 26 y 28 años) queda un espacio para seguir confiando en esta generación, porque tienen todo para hacer un buen Mundial.

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